Project Description

2022

Del 26 de marzo al 6 de mayo de 2022

Dalila Gonçalves. Bulir

Comisariado: Martim Dias

Una de las cosas más complejas en la labor de un comisario es escribir sobre una exposición que está por venir, que solamente existe como idea. La forma como se percibe una obra en la privacidad de un taller, o la traducción intersemiótica generada a partir de la descripción oral de una obra aún en proceso, es en demasiadas ocasiones inexacta. Daniel Buren define el taller como “un filtro que ejerce una doble selección, aquella que hace primero el artista, fuera de la mirada externa, y la que hacen los organizadores de exposiciones y los marchantes de arte para la mirada de los demás”[1]. Solo cuando dejan este espacio las obras pasan a existir, pasando “de un refugio a otro”[2].

En este camino entre “refugios” se exteriorizan las ideas que bullen en un artista, subiendo desde su interior y que estallan al llegar a la superficie. Es justo en este proceso que se desvela uno de los puntos más cautivadores de la práctica de Dalila Gonçalves, el carácter tan singular de pensar los polos materia/forma y materia/espíritu. Como indica Georges Didi-Huberman[3], estos elementos son fundamentales en la definición estilística e iconográfica de una obra. Tal vez por eso, y a la luz de la práctica multifacética de Gonçalves, se torna difícil, sino imposible, una categorización de sus obras.

Siempre he sido de la opinión de que Dalila Gonçalves es una artista que se siente cómoda en la multiplicidad de significados, en las dualidades, en esos lugares que imposibilitan posiciones cerradas. Esto es justo lo que encontramos en Bulir, que empezando por su título nos ubica semánticamente entre un movimiento suave, la realización rápida de algo, o la agitación de ideas en la imaginación o el pensamiento. Puede que este no sea el titulo más poético de sus exposiciones, pero es seguramente el más personal.  Esta elección nos exige pensar no solo en las obras que habitan la Fundación RAC pero también en su práctica artística, en la que el tiempo, las pausas, los ritmos, las esperas, son fundamentales para entender un proceso muy íntimo, más allá de un espacio expositivo y de todo lo que en él se concreta.

En esta exposición Dalila Gonçalves nos demuestra cómo hacer al visitante bulir en balde, aguardando el momento en el que cada obra irrumpe en el espacio y lo ocupa, sea a través del agua que hierve lentamente, del sonido apagado de un toque sutil, o de la memoria sonora de los objetos. Correntes de Ar es una de las obras que ocupan momentáneamente el espacio, en una suerte de dialogo surrealista entre dos pájaros inertes.  Valiéndose de objetos tan reconocibles de la cultura popular portuguesa como son las teteras de cobre, Dalila logra controlar el aire, el calor, y la presión, transformando su inmaterialidad en algo audible que inunda el espacio. Este dominio de lo inmaterial se vislumbra una vez más en el registro videográfico del sutil movimiento de las hojas que recubren una edificación despojado de identidad.

Algunas de las obras de Gonçalves me hacen creer en el espíritu de las cosas usadas, en “el alma de esas cosas que sirvieron algún día para algo y que nunca podremos utilizar sin sentirnos incómodos”[4]. La incomoda perdida de la relación presión/sonido resuena cuando nos acercamos a Sonata. La mirada nos lleva al silencio de las figuras, a esas notas que no se ejecutan, pero que se representan en silencios con su mismo valor o duración.

Bulir nos guía por caminos que nos hacen ver como a partir de acciones sencillas es posible extraer poesía de la materia. Los objetos elegidos por Dalila, una coleccionista obsesiva de cosas insignificantes, abandonan su lugar natural, muchas veces invisibles considerando sus usos, en búsqueda de una identidad nueva a la vista del espectador.

Esta exposición exige autonomía reflexiva al espectador, que abarque todo alrededor y cree silencios. Las palabras no son necesarias, son meros accesorios. Lo que necesitamos es ver, estar completamente presentes.

Dalila Gonçalves (Castelo de Paiva, 1982), vive y trabaja en Oporto. Es licenciada en Artes Plásticas – Pintura (FBAUP 2005) y Máster en Enseñanza de Artes Visuales por la FBAUP y FPCEUP (Universidad de Oporto 2009). Concluyó el primer año de su Doctorado en la misma universidad. En 2008 fue seleccionada para la II edición del Curso de Fotografía del Programa Gulbenkian Criatividade e Criação Artística. Entre 2010 y 2011 trabajó en Barcelona en el taller del artista plástico Ignasi Aballí como becaria del programa Inov-art. Fue artista en residencia en el Programa KulturKontakt, Viena, Austria (2017); en la Residencia Inclusartiz (Río de Janeiro 2014); en la Residencia Pivô – Arte e Pesquisa (São Paulo 2018) y Fundación Marso, (México DF 2020). Expone regularmente en instituciones y galerías en diferentes países de Europa, América del Sur y Estados Unidos. Países donde está representada en colecciones públicas y privadas. Presentó su trabajo en Arco Madrid (soloproject); zona MACO, México (soloprojet); ArcoLisboa; ArteRio y SPAarte (soloproject) Brasil; ArtBO, Colombia; ArtLima, Perú; Vienna Artfair, Austria; Artissima, Italia; Untitled Miami (EEUU), entre otras.

[1] BUREN, Daniel. The Function of the Studio. Cambridge: MIT Press, 1979

[2] Ibidem

[3] En su texto The order of Material: Plasticities, malaises, survivals, incluido en Materiality, Whitechapel: Documents of Contemporary Art, 2015.

[4] BRADBURY, Ray. Crónicas marcianas. Barcelona: Minotauro, 2020